La llama no es un animal que pueda encontrarse en la naturaleza dada su condición de especie domesticada. Su área de distribución natural corresponde a las montañas andinas de América del Sur pero hoy en día también se les encuentra en Norteamérica, Europa y Australia. Pertenece al hábitat de las tierras altas de los Andes y del Altiplano de Perú, en medio de climas templados y a altitudes de aproximadamente 4,000 metros sobre el nivel del mar.
La llama posee un cuello largo y delgado y un pelaje grueso que varía del beige oscuro hasta el blanco, aunque el patrón más común es marrón rojizo con manchas blancas o amarillas. El rostro es estrecho con orejas redondas y un labio superior hendido. Tiene 32 dientes, de los cuales sobresalen sus incisivos inferiores. Sus patas están provistas de 2 dedos con almohadilla gruesa en las plantas. Tiene una gran cantidad de hemoglobina y sus glóbulos rojos son ovalados. Esta es una adaptación para permitir la supervivencia en ambientes con poco oxígeno, puesto que la llama pasa su vida a grandes altitudes. Este camélido pesa de 130 a 200 kilogramos y mide aproximadamente 1.7-1.8 metros de altura.
Viven en grupos; un macho con varias hembras más las crías o en grupos de machos jóvenes hasta que alcanzan la madurez sexual, y los machos solitarios, bien porque sean mayores y hayan perdido su grupo o porque lo busquen.